10.12.2007

ENTREVISTA

“Mi tesis no fue publicada (…) por desinterés en el tema. No es rentable. (…) tuve que hacer un trabajo de “arqueólogo”, porque no había bibliografía o había muy poco sobre la antropología de la deficiencia.”


Texto y fotografías de Carmela Negrete



Lucha, voluntad y valor



Joao Pombeiro en un vehículo lisboeta público adaptado


El tiempo
Mundo loco donde vamos corriendo de un lado para otro, con problemas de estrés creciente. Los discapacitados aportan una óptica diferente de la realidad. Algunos, en función del tipo de dolencia, pueden tener incluso una esperanza de vida menor. ¿Cómo es el tiempo para una persona con parálisis cerebral que se vale de una silla eléctrica para desplazarse?

Tu pregunta es muy vaga. La gente tiene un ritmo diferente al de las personas con discapacidad. Creo que nuestro ritmo es más lento, lo que supone un obstáculo en las relaciones. Es una desventaja, es un problema. Creo que pensamos más en la vida, aunque por otro lado también hay muchos deficientes que tienen depresiones por este motivo. Hay muchos que no van a la facultad, que sienten angustia, tristeza, irritación. Los que se quedan dentro de las instituciones suelen estar más tristes. En mi institución hay los que pueden salir y consiguen tener una vida más independiente, mientras que otros se quedan y éstos son los más depresivos. Pero tu pregunta es muy vaga. Da para decir muchas cosas. Nosotros pensamos más en el lado afectivo, sexual y fantasioso que una persona normal porque no podemos tener sexo. Tenemos más tiempo para pensar, para fantasear, mientras que los otros tienen más oportunidades para escoger a las personas con las que quieren pasar el tiempo. Si esta noche tú quisieras ir a tomar una cerveza o al cine, podrías ir mientras que nosotros para eso tenemos que pedir a una persona que nos ayude tenemos que ver que los lugares a los que vamos a ir estén adaptados, etc. Cuando no conseguimos salir nos quedamos tristes, angustiados, creamos entonces un mundo propio.☺ Tu pregunta da para hacer una tesis, estoy tratando de resumir, disculpa.

João Carlos Pombeiro es licenciado en antropología por la Universidad Nova de Lisboa con una tesis titulada “Para uma antropología da deficiência – representaçoes e relaçoes em contexto institucional”, trabajo que ha ocupado quince años de su vida. Las dificultades que suponían los transportes e instalaciones adecuados no le desanimaron. Cada semestre, cursaba una asignatura. Grababa las clases en cassettes que escuchaba y transcribía con paciencia en su hogar. Estuvo cuatro años trabajando en su tesis, para la que sigue buscando un editor.

“Mi tesis no fue publicada creo que más que nada por desinterés en el tema, porque este tema no se vendía. No es rentable. ☹ Para su elaboración estuve cuatro años trabajando. Sobre el tema no había nada hecho, tuve que hacer un trabajo de “arqueólogo”, porque había poca cosa. Sólo había pedazos, no había un trabajo concreto. Había mucha bibliografía sobre el aspecto técnico y medico de la deficiencia, pero no sobre las representaciones sociales de los deficientes, no sobre la antropología de la deficiencia.”

Estación de tren de Oeiras, localidad aledaña a Lisboa

La ayuda
Augusto Monterroso decía que a veces detrás del bien se esconde el mal. Las personas con discapacidad son vistas en muchas ocasiones con pena, con lástima por aquellas otras que no la tienen. Podemos pensar que esta pena es necesaria “naturalmente” hablando porque las personas con discapacidad son más débiles, más vulnerables. También podemos ver bajo esta actitud una forma de dominación encubierta. ¿Cuál es su opinión al respecto, como antropólogo y como persona con movilidad reducida?

Voy a intentar ser sintético. Cada deficiente tiene su propia forma de sobreponerse a la adversidad. Hay algunos que tienen pena de los deficientes y hacen todo lo que éste quiere, lo mismo que hay deficientes que piensan que por ser deficientes tienen derecho a todo y más. No es necesaria la compasión, pero creo que es una realidad que persiste y esto es una cuestión de mentalidad social. Esta forma de ver las cosas puede ser destruida, por ejemplo, con lo que los deficientes demuestran en la práctica. Yo voy a la facultad, tengo que coger un autobús para ir hasta allí. Mis compañeros y profesores sienten compasión por mí, pero al mismo tiempo ven mi fuerza de voluntad y tratan de ayudarme. Este es el modo de acabar con la compasión.
Joao Pombeiro es pintor autodidacta, ha realizado una docena de exposiciones individuales y otras tantas colectivas. En 1981 ganó el primer premio de un concurso en Tokio organizado por la “Japanese Society for Crippled Children”. En 1996 realizó una exposición en Londres en el marco del “Drake Music Festival”. Desde entonces, sigue pintando cuadros con técnica dactilográfica y óleo. Su afición por el arte le ha llevado a iniciar los estudios de Historia del Arte en la misma Universidad donde se licenció en Arqueología.



El antropólogo escogió un bar de la playa de San Amaro para la entrevista

El espacio
La prolongación del ciclo vital humano, con el consecuente aumento de ancianos y por tanto de personas con movilidad reducida, está replanteando toda nuestra forma de construir, de crear, con el fin de preparar un mundo para todos. Esa luz, desde la cueva que la miramos, está aún bastante lejos. ¿Vamos por el buen camino? ¿Cómo se encuentran nuestras ciudades?

Lamento no tener acceso a la sociedad en las mismas condiciones que la mayoría, para poder desenvolverme por mí mismo. Lisboa, en los transportes públicos anda muy complicada para los deficientes. Por la mañana, cuando voy para la facultad, hay muy pocos autobuses adaptados y suelen estar llenos, lo que no garantiza que pueda llegar a las diez a la clase. Por eso utilizo el transporte de mi institución. Para toda Lisboa solo hay tres “Carris” (empresa de transporte público, la Tussam de Lisboa) especialmente preparados. Los fines de semana y los días de fiesta es aún peor: un solo vehículo público adaptado para una ciudad de un millón y medio de habitantes. Además, estos vehículos sólo funcionan hasta las nueve. Si quisiera quedarme hasta más tarde no podría. En los autobuses normales que tienen rampa no puedo ir solo, ya que el ritmo del tráfico, los frenazos, etc. hacen que alguien tenga que ayudarme a no caer, ya que la silla se tumba fácilmente. Con motivo de una exposición de mis cuadros fui convidado a pasar unos días en casa de una familia que tiene un hijo deficiente, y cualitativamente difiere bastante de Lisboa en cuanto a la adaptación de los espacios para personas con minusvalías.


Un espontáneo se ofreció para hacernos esta foto ☺

Y la limosna En Lisboa, lo mismo en la mayoría de ciudades, es común ver personas con discapacidad pedir en la calle. Ciegos, paralíticos, que piden “A vossa moeda mais pequena, tenha a vondade” (Su moneda más pequeña, tenga la bondad)¿Cuál es su opinión sobre este asunto, Joao?

Creo que es una vergüenza, por ambas partes, por parte del deficiente y también es un reflejo de la propia sociedad en la que este vive. Es verdad que los deficientes no tienen apoyo social o económico, o tienen muy poco. Esto provoca que algunos acaben refugiándose en aquello que es más fácil, que en este caso es pedir. Esto también es algo gracioso. Algunas veces me ha ocurrido que, cuando voy en autobus o tren solo y estoy esperando en la parada, hay personas que se piensan que estoy pidiendo e incluso me dan monedas. Entonces, cuando las rehúso, se quedan estupefactos. Yo no lo tomo a mal. ☺

9.10.2007

É PRECISSO CONHECER

Neste blog vão conhecer uma pessoa e a sua realidade de vida: o pensamento, os ideais, as fantasias. Nada vou esconder, vou tudo a claro e para ser questionado. O meu 1º artigo é apenas uma amosta.
Gozem e criticam

o meu site pessoal...

... Visitem!!

http://joaopombeiro.com.sapo.pt/

eu faço quadros de um modo unico, espreitem ;)

boas vindas

Problemática sexual das pessoas com deficiência

Vou tentar ser sintético. Para se falar sobre esta questão – problemática da sexualidade das pessoas com deficiência, há que dizer o seguinte: quaisquer indivíduos, sejam pessoas, cães ou gatos, segundo o meu ponto de vista, vivem todos permanentemente a sexualidade de diversas maneiras (não do mesmo modo). A diferença é que o cão ou o gato vivem-na de uma maneira instintiva, enquanto nós, seres humanos, vivemos a sexualidade de acordo com os padrões e valores, de acordo com a consciência de cada um, mas sejam quais forem eles, sofremos, angustiamo-nos, sentimos prazer e desprazer, amamos e temos que deixar de amar.

O mesmo acontece com as pessoas com deficiência, acrescentado ao facto, por mais que se faça e que se diga, de ainda pertencerem a um dos grupos de exclusão da sociedade. Muitos agarrados a uma cadeira de rodas, como acontece no meu caso, também sentimos a vida, lutamos por um lugar na vida (cada um de nós de maneira diferente e de acordo com as suas possibilidades ou deficiência), também sofremos, angustiamo-nos, sentimos prazer e desprazer, amamos e por força das circunstâncias temos de deixar de amar. Como é normal temos idênticos sentimentos como as pessoas referidas de normais, por esse motivo enquadram-se no padrão normal de beleza.

Como somos marginalizados e vivemos ainda da compaixão dos outros, também a nossa vida afectiva, amorosa e sexual é-nos restrita, somos (com raras excepções) postos de lado por diversos motivos; o nosso ritmo quotidiano é mais lento, a nossa maneira de viver e sentir a vida é diferente, é própria, porque, ao sermos excluídos, sentamo-nos no nosso ego e somos muitas vezes egocêntricos; também muitas vezes, as pessoas que nos estão mais próximas e que estão a par dos nossos problemas e sentem afectividade, como o vice-versa também acontece com mais intensidade, ou melhor, com algum sentimento de posse, acabam, quase sempre, por se afastarem ou levam para a brincadeira quando lhes cheira a paixão e envolvimento sexual e dizem «Não, não estou interessada. É melhor continuarmos como amigos», preferindo outro tipo de parceiros que lhes possam garantir uma vida mais estável e mais de acordo com os seus padrões de vida e de beleza. A pessoa com deficiência, por outro lado, ou afasta-se, fica triste e chateado, ou então evita dizer «Amo-te. Estou apaixonado» para continuar a ter uma boa relação de amizade. É o meu caso.
Como resolver a questão sexual? Ir a uma prostituta? Mas será gratificante, ou melhor, será que a mesma está preparada de não só responder a um problema ou necessidade sexual como também é um problema humano?

Como há fisioterapeutas, terapeutas ocupacionais e da fala, porque não se começa a pensar em preparar terapeutas sexuais? Para além de tentarem ajudar a resolver um problema sexual como também humano; quem sabe se das muitas angustias e depressões das pessoas com deficiência são derivadas a ausência de uma actividade sexual, pois a sexualidade e a capacidade de fantasiar são a complementaridade do ser humano.